He tenido la gran satisfacción de que llegara a mis manos el último libro de mi buen amigo Manuel Cruz con el que he compartido escaño en el Congreso y al que ahora observo -para mi pesar- un poco más de lejos, en el Senado.
Una obra esperada y necesaria de un filósofo metido a político, de un intelectual comprometido, de un “transeúnte de la política” como bien reza el título del libro y con el sentido que a esta palabra –transeúnte– da el autor:
Transeúnte no es quien se limita a atravesar situaciones y momentos, sino quien no pierde la curiosidad ante la realidad que cada día le toca en suerte vivir
No cometeré la osadía de hacer una crítica de este libro, ni tengo tiempo estos días, ni soy el más indicado para hacerla. Sí diré que estoy degustando con gran placer cada página y que recomiendo sin dudarlo su lectura a todo tipo de personas, ya que, como indica el propio Manuel citando a Rafael Sánchez Ferlosio:
«Filósofos, políticos deberíamos ser todos, y después albañiles, carpinteros, matemáticos…»
A lo que sí me he atrevido es a plasmar una serie de citas extraídas de las primeras 75 páginas de su libro -de ahí la referencia inicial-, las que he tenido el tiempo de leer desde que hace un par de días comencé a disfrutar de su lectura. Sin duda, toda cita implica la descontextualización de un mensaje que queda desgajado del conjunto del escrito en que se inserta, pero correré ese riesgo. A un buen amigo, Ramón Pérez Mariño, en los tiempos en que osamos impartir algún curso de creatividad literaria para nuestros compañeros docentes, le gustaba usar el término de “disparadores creativos”, pues bien, sirvan estas citas como “disparadores reflexivos” y, por supuesto, que contribuyan al deseo de degustar el texto completo de este magnífico libro.
- «La realidad, en general y por definición, rara vez aparece ordenada».
- «El ser humano no conoce mejor forma de adentrarse en la propia existencia que con las armas del espíritu, esto es, con las de la inteligencia en el sentido más amplio de la palabra».
- «Es propio de quien ama la filosofía no solo la clara conciencia de estar de paso en cuanto se hace a lo largo de la vida, sino también el asombro, impenitente, en todos y cada uno de los momentos que la constituyen».
- «La forma concreta en que han ido evolucionando nuestras democracias, ha hecho que la idea de compromiso vaya perdiendo buena parte de las determinaciones con que se adornaba antaño y que le concedían un aura que no dudaría en calificar de épica».
- «Flaco favor hacen no solo a la dignidad, sino a la propia eficacia de las instituciones, quienes, tras haber afirmado con triunfal insistencia que solo cuando ellos fueron elegidos entró por fin el pueblo en ellas (como si los votos obtenidos por otras fuerzas políticas procedieran de unos extraterrestres), luego, durante una temporada, se dedicaban a repetir que lo que realmente importaba no es el poco lucido trabajo institucional, sino lo que sucede en la calle».
- «El intelectual vendría a ser quien esclarece, porque trae a la conciencia de la mayoría aquello que, sin saberlo a ciencia cierta, pensaban».
- «Los partidos parecen haber renunciado a disponer no ya solo de intelectuales orgánicos en el sentido clásico sino de intelectuales a palo seco, lo que podría significar que han renunciado a producir discurso».
- «No hay para ese particular profesional del espíritu que es el intelectual más alternativa que la de correr el riesgo de decir lo que piensa, sea esto lo que sea. Por más que a continuación Twitter, Facebook y similares puedan rugir o incluso arder en llamas».
- «Un filósofo, por definición, no cuenta lo que pasa: cuenta lo que se piensa para pasarlo por el cedazo de la reflexión y la crítica.
- «Que el talante insobornablemente crítico del científico constituye condición indispensable para el desarrollo del conocimiento podría aplicarse a la ciudadanía y al buen funcionamiento de la democracia» [citando a Karl Popper].
- «La excesiva flexibilidad en materia de principios puede derivar en oportunismo cínico, y la excesiva rigidez, en dogmatismo fanático».
- «Tal vez deberíamos hacer un esfuerzo entre todos por contener esa prisa equivocada, esa compulsiva urgencia por terminar cuanto antes, como si el fin nos aliviara de algo, y recordar que el cómo,en muchas ocasiones importa tanto como el qué, entre otras razones porque determina qué tipo de qué termina produciéndose».
- «Resulta del todo indeseable que el precio que tenga que pagar un político por sostener un mensaje nítido sea la imposibilidad de encontrar una salida de emergencia en caso de apuro (provocado por la aparición de un escenario diferente o por cualquier imprevisto)».
- «Para bien y para mal, hace tiempo que dejaron de ser simples e inocentes correas de transmisión de la información para convertirse en agentes activos y conscientes de este tipo de procesos». [Sobre los medios de comunicación y referido a la configuración de la opinión pública].
- «El diálogo constituye esa excepcional situación en la que uno se alegra de que el otro le haga caer en la cuenta de que andaba equivocado».
- «Lo opuesto al diálogo es el dogmatismo. Y me temo que de eso, francamente, ya tenemos overbooking».
- «Lo peor de las redes sociales no es que mientan, sino que, más bien al contrario, parecen colmarnos de verdad».
- «Esos presuntos revolucionarios de boquilla que, en las interminables sesiones del comité correspondiente, hacían callar a sus oponentes proclamando que había llegado “la hora de la acción”, que consistía en continuar sentados hablando de ello». [Citando a Milan Kundera].
3 respuestas a «75 con “el Cruz” a cuestas»
Si con tan solo 75 pags leídas has extraído ese tropel de reflexiones me imagino la magnitud del contenido total.
De esta semana no pasa que vaya, a la librería Paz, me parece muy interesante y fluido por tus referencias. Gracias Guillermo. Eres estupendo.
Logo de ver os teus comentarios e referencias sobre este libro, imposible substraerse á su lectura.
Forza e ánimo para a la día que vos toca. Unha aperta